Mariana es una amiga de fierro, de esas que te bancan en todas y que no importa en qué etapa de tu vida estés, ella siempre estará ahí. Por eso apenas me enteré de que iba a ser mamá, lo primero que pensé fue en cómo agasajarla a ella y a su bebé cuando llegara el momento.

La emoción de ser madre es única e irreemplazable. El día llegó y haciendo memoria recordé cómo adoraba Mariana el color amarillo, fue entonces que decidí enviarle este hermoso arreglo floral, llamado Refugio Otoñal. Un ramo de rosas amarillo pastel, con unas delicadas flores lilas y alstroemerias blancas y amarillas. Qué mejor nombre que Refugio Otoñal, sabiendo que la maternidad es ese refugio que le ofrecemos a nuestros hijos y que ellos nos ofrecen a nosotros. Además del hecho de que el pequeño Martín nació, justamente, en otoño.